Que estos tiempos difíciles que nos demanda el planeta nos
sirvan para contagiarnos de cosas buenas, de querer ayudar al otro, hacer más
aliados y menos enemigos, no juzgar, sumar y aportar en todo tiempo, pero sobre
todo, ser más empáticos y solidarios.
Dios en su palabra nos invita a amar a nuestro prójimo como
a nosotros mismos y en realidad esa es la esencia de la vida, servir a otros y
hacer el bien de manera desinteresada, sin esperar nada cambio.
Hoy el mundo está de cabeza y la humanidad vive un momento
histórico de vulnerabilidad y fragilidad que nos está dejando además de huellas
en el alma, grandes mensajes, uno de ellos y el más importante para el ser
humano, es prestar atención y medir su capacidad de cooperar, o preferir colocarse
la vacuna de la indiferencia.
Empresas, organismos internacionales, gobiernos,
organizaciones religiosas y demás asociaciones sin fines de lucro, han puesto
en marcha acciones para brindar apoyo a grupos desprotegidos y sin duda se merecen
un aplauso por su aporte. ¿Pero nosotros qué estamos haciendo?, ¿estamos sumando
o estamos restando? Cada uno de nosotros tiene el poder de afectar
positivamente a otro cuando practicamos la solidaridad.
Los expertos insiste n en que la solidaridad Eso significa
en primera instancia que contagios y ese, es un gran acto de amor. Pero además debemos
vincularnos con los demás para escucharlos, tenderlos, de acompañamiento y
aliento es necesaria Asimismo cada pequeño detalle que ejemplo preguntarle al
vecino si necesita cuenta, llamar a familiares y amigos para cuando necesiten
una mano, en fin, cualquier acto de bondad individual o colectivo balcones como
lugar para agradecer y dar ánimo al personal de salud, siempre será bien
recibido.
Otro gran aporte para nuestro entorno es cultivar el sentido
del humor, lo cual es también una vía también para alcanzar la resiliencia.
Además, sonreír es contagioso.
Y por favor no olvidemos pedir perdón y perdonar a otros. El
perdón es un acto liberador que rompe barreras y nos llena de paz.
Y antes de que acabe cada día no olvidemos orar por las
necesidades de los demás, recordemos que la oración tiene poder y que lo que
sembramos, eso mismo cosechamos.
Hagamos de solidaridad nuestro principal acto de amor.